Biografía Amelia Pelaez del Casal
Amelia Pelaez del Casal nació en Yaguajay, la antigua provincia de Las Villas, el 5 de enero de 1896 y murió el 8 de abril de 1968 en La Habana. Provenìa de una familia burguesa, muy rica de origen español y de ilustres intelectuales entre los que se encuentra el poeta Juliàn del Casal. Pese a su origen no era una dama pretenciosa, sino mas bien retraìda que encontró en el arte la forma de comunicarse.
Una de las artistas màs emblemáticas de la plàstica cubana contemporànea es Amelia Pelàez, pionera del Modernismo en tiempo de la Revoluciòn. Amelia se dedicò a la cerámica; pero destacó también en la pintura, el grabado, la escultura y el ensamblaje de murales. Diò un gran impulso a la cerámica artística.
En La Habana ingresò a la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Despuès de graduada, viaja primero a New York y después a Europa, donde tiene contacto con la vanguardia plàstica de ese continente, entre los que figuran Picasso, Matisse y Lèger, cuya influencia se observa en algunas de sus obras.
Regresa a La Habana. Radica en su casa colonial de La Vìbora, donde vivió hasta su muerte y que es hoy Patrimonio Cultural. Allì creò su estilo muy particular, porque los caracteres del estilo de Amelia; su representación de las frutas cubanas, sus enrejados de línea negra, reflejo del art novou catalán que predomina en su casa, son únicos en las artes plásticas cubanas. Se dedica por entero al arte hasta su muerte.
Experimenta con la pasta blanca porosa, en el diseño de un repertorio variado de objetos. Esa nueva materia dio al barro otra dimensión. Ampliò el espacio que le permitìa a Amelia, plasmar sus ideas artísticas en el nuevo soporte cerámico, el cual abarcaba desde la pequeña vasija; hasta la gran producción a escala ambiental de placas y losas, con vistas a edificar murales, como el situado en el corazón de la capital cubana en la fachada del Hotel Habana Libre. Otros de relevancia son los de la Escuela Normal de Maestros de Santa Clara; el de la Escuela Josè Miguel Gòmez de La Habana; el del antiguo Edificio de la Esso de La Habana; el de 65 pies de cerámica, del exterior del Ministerio del Interior de Cuba realizado en 1953, el de la Capilla del Hogar Salesiano Rosa Pèrez Velazco, en Santa Clara.
Establece la correspondencia entre pintura y cerámica apoyada en todos sus conocimientos. Decora los diseños creados con motivos nacionales extraídos de sus lienzos y temperas. Naturalezas muertas, perfiles de mujer, frutas, flores y animales aparecen en los nuevos soportes. En su obra plasmada de elementos del tròpico y de la arquitectura colonial se percibe lo cubano.
Un tema reiterado en las obras de Amelia es la representación artística de la mujer, en las que la pintora despersonaliza la figura femenina con variados recursos. Sin embargo, a principios de la década del 40, ella comienza a esquematizar esas figuras. Sus rostros se hacen màs genéricos. En esas obras omite la boca, pero acentúa el ojo enmarcado con un trazo negro. No lo entrona, para que pueda ver màs y mejor.
Estas figuras visibles en la pintura, en los murales y en la cerámica pudieron ser poratdores del mensaje de la artista.
En su obra artística encontramos una reacción a los dogmas académicos y sociales que imponían las instituciones a la mujer artista, quien debía reflejar en sus obras el entorno apacible vinculado a su gènero y estatus social. Pero Amelia era diferente.
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