jueves, 7 de octubre de 2010


José de Jesús Alfaro Siqueiros, mejor conocido como David Alfaro Siqueiros; pintor y muralista mexicano, nació el 29 de diciembre de 1896 en Ciudad de México, D.F. y murió el 6 de enero de 1974 en Cuernavaca, Estado de Morelos, México. Activo políticamente desde muy joven, interrumpió sus estudios de arte; para alistarse en el ejército de Venustiano Carranza. Al finalizar el conflicto, se trasladó a Europa para continuar sus estudios. Vivió en París, Barcelona y Estados Unidos.

A su regreso a México en 1922, organizó el sindicato de pintores, escultores y grabadores revolucionarios. Miembro del Partido Comunista Mexicano, fundó su periódico “El Machete” y se dedicó al activismo político, representando en sus frescos temas de dinámica revolucionarios para alentar a las clases sociales más desfavorecidas. Sus pinturas representan una síntesis muy particular de los estilos futuristas, expresionista y abstracto, con colores fuertes e intensos. Participó en la elaboración de los murales de la Escuela Nacional Preparatoria. Durante toda su vida viajó por varios países, sobre todo Estados Unidos, Rusia, Argentina y Chile, a veces por motivos profesionales y otras por motivos políticos. Estuvo dos veces en la cárcel en México, la primera en 1930 y la segunda en los años sesenta.

Siqueiros reinició su trayectoria artística en los años treinta, pero fue la militancia ideológica la que determinó el rumbo de su vida. En 1930, tras pasar varios meses en la cárcel por su participación en la manifestación del 1 de mayo, Siqueiros fue mandado al exilio interior en Taxco. En 1936 volvió a luchar, esta vez en la guerra civil española, al lado del ejército republicano. De 1940 a 1944 estuvo desterrado en Chile por su participación en el asesinato de Trosky y en 1960 fue encarcelado de nuevo acusado de promover la “disolución social”. El gobierno mexicano sentenció a Siqueiros a ocho años de prisión por organizar disturbios estudiantiles de extrema izquierda dos años antes, el artista fue indultado en 1964. Cuando salió de la cárcel, cuatro años después, llevaba consigo las ideas de la que sería su última obra: “Marcha de la Humanidad en América Latina hacia el cosmos”.

Siqueiros fue, junto con Rivera y Orozco, uno de los padres de la escuela muralista mexicana. Al igual que ellos, compartió su fervor por la revolución y la exaltación del pasado precolombino, siempre desde un enfoque nacionalista y marxista, que plasmó en un arte de dimensiones monumentales y gran fuerza dramática.
Buena muestra de sus frescos está expuesta en el Sindicato de Electricista y en el Palacio de Bellas Artes de México, en la ciudad de Chillán (en Chile) y en la Chouinard School of Art de Los Ángeles. Dos de sus títulos más conocidos son “Proceso al fascismo” (1939) y “Muerte al invasor” (1940), este último dedicado a la conquista de América. 

Su obra se caracteriza por el dinamismo y la movilidad compositiva, así como por una búsqueda de efectos dramáticos mediante el uso de la luz y el tratamiento escultural de las figuras y los fondos. Contiene, además, una fuerte componente didáctica, capaz de reunir pintura, escultura y arquitectura en pos de una nueva dimensión artística cuyo punto de partida es la realidad. Su anhelo por conseguir una reciprocidad entre las diferentes técnicas pictóricas y la más moderna tecnología, le llevó a crear un taller experimental de arte en Nueva York. 

Sus obras más monumentales son: “Marcha de la Humanidad” (1971), realizada después de su salida de la cárcel, que decora las paredes del Hotel de México, y que ocupa una superficie de 4,600 m2 de paneles articulados, y “Del porfirismo a la revolución”, de 4,500m2, en el Museo de Historia Nacional de la ciudad de México.

Recibió el Premio Nacional de Arte de México y el Premio Lenin de la Paz.

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