Mitos, leyendas, versiones científicas, o simplemente versiones populares; son muchas las opciones que se dan como la razón, el porqué de las Esferas de Piedra de Costa Rica. Cada una de estas, con algún respaldo que las podría catalogar como fantasía. Algunas aseguran que están hechas por seres del espacio, como mapa o guía universal, otros dicen que fueron creadas para proteger el oro de los conquistadores, otras versiones aseguran que fueron hechas por la erosión de la naturaleza, etc.
Las esferas son un artefacto fabricado por los artesanos precolombinos del sur de nuestro país, se cree que fueron los antepasados de los Borucas. Se postula que fueron utilizadas principalmente como símbolos de rango, poder e identidad étnica. Muchas de ellas se encontraron en agrupamientos lineales, semicirculares y triangulares. En las aldeas principales, especialmente las ubicadas en la planicie del Delta del Diqui, se ubicaron en las áreas abiertas o plazas así como asociadas a residencias principales. Esferas aisladas se han interpretado como marcadores territoriales o de lugares especiales para el grupo.
La elaboración de estos monumentos requirió de un conocimiento detallado del patrón de fractura de la roca, así como de las técnicas de picado y pulido. Se presume que utilizaban el fuego y los enfriamientos bruscos de temperatura para que la roca se fuera desprendiendo en capas. Por el acabado tan meticuloso que presentan las esferas, también se asume que utilizaban marcos (quizá de madera), cinceles, martillos y sustancias abrasivas. Para mover los bloques durante la manufactura y traslado, podrían haber empleado palancas elaboradas con troncos.
Se estima que algunos de los agrupamientos pudieron tener un significado astronómico y ritual. Se pudieron relacionar a solsticios, equinoccios o constelaciones asociados al ciclo agrícola y creencia de los grupos que las fabricaron, lo cual aún no se ha verificado por la remoción y alteración de que fueron objeto.
Aunque las esferas se encuentran en su mayoría asociadas a sitios arqueológicos de pueblos precolombinos; no tenemos forma de saber si fueron hechas por estos o por alguna cultura anterior de la que no tenemos ningún dato hasta la fecha. Es posible fechar su contexto, pero no la esfera en sí. Se las encuentra de diversos tamaños, desde más de dos metros hasta unos pocos centímetros de diámetro. La gran mayoría han sido removidas de sus sitios originales y transportadas a diversos lugares de Costa Rica, para adornar los jardines de edificios públicos y privados, también residencias de gente adinerada. Por esta razón, el Museo Nacional en cooperación con otras entidades, están tratando de recuperar estas esferas pidiendo a sus actuales dueños entregarlas como donaciones, para con esto recuperar parte de nuestro tesoro precolombino.
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