miércoles, 28 de julio de 2010

INTRODUCCIÓN

El arte de realizar un mosaico es antiquísimo, aunque en sus comienzos fuera una obra simple y primitiva con materiales menos ricos de lo que fueron posteriormente.

En los yacimientos de la ciudad sumeria llamada Uruk se han podido encontrar restos de obras adornadas con mosaico que datan del año 3500 a.C. Se ha podido ver que decoraban las paredes y las columnas con pequeños trozos de arcillas de colores dibujando formas geométricas.

En el mundo griego fue muy frecuente y desde muy temprano (desde fines del siglo V a.C.) el pavimento compuesto por guijas de río, (guijarros; piedrecillas chicas que se encuentran en las orillas de los ríos) de tamaños y colores distintos.

Todos los pueblos antiguos hicieron incursión en este arte tanto en la antigüedad clásica como en la de Mesoamérica.

En la antigüedad clásica llegó a ser un producto muy elaborado y de gran lujo con la cultura helenística, en que se empezaron a realizar obras más complicadas con temas más complejos y episodios de la vida cotidiana y de la mitología. Los materiales empleados también fueron más ricos (mármol, vidrio, ónice).

El arte del mosaico adquiere su difusión en época del Imperio romano.

En Italia se han encontrado muchos mosaicos helenísticos, los más antiguos en la ciudad de Pompeya (en Nápoles). Aquí destaca entre todos los hallados el famoso mosaico de Alejandro Magno que decoraba la Casa del Fauno, una de las más antiguas y aristocráticas de Pompeya.





DESARROLLO

La palabra mosaico proviene etimológicamente de la palabra griega “musa”. Se ha llegado a decir que tal nombre era debido a que en el mundo clásico, se consideraba un arte tan magnífico que debía estar inspirado en las musas.

Los mosaicos tienen un origen muy antiguo. Se han hallado mosaicos en Creta, Mesopotamia, y por supuesto en Grecia, Roma y el Imperio Bizantino.

En Bizancio, desde la creación del Imperio Romano de Oriente, el arte del mosaico griego y romano se combinó con la tradición oriental y dio lugar a mosaicos con grandes cantidades de oro. Además, se aplican los mosaicos a la arquitectura religiosa mientras que en el mundo romano se aplicaba a la arquitectura doméstica.

De Bizancio, los mosaicos pasarán también al mundo islámico.

Ya en tiempos modernos se desarrollan desde el Renacimiento hasta nuestros días.

Como curiosidad se sabe que también existió una técnica especial de mosaico en la América Prehispánica.

Un mosaico en su origen es una obra compuesta de pedacitos de piedra, terracota esmalte vidrio etc. De diversos colores, y cuya reunión forma una especie de pintura. También puede estar hecha de madera. Por extensión se llama mosaico a cualquier obra realizada con fracciones diversas.

Desde luego el mosaico no consiste simplemente en agrupar bonitas piedras; es algo más complicado. Los más bellos son hermosos cuadros formados con fragmentos de mármol, vidrios coloreados o azulejos.

Se usan para decorar paredes o techos, revestimientos de madera o muebles y, como no se gastan fácilmente, son adecuados, sobre todo, para pisos finos. A veces ese trabajo es de delicadeza increíble y se aplica a las alhajas. O bien reviste muchos centenares de metros cuadrados de piso, de pared o de cielo raso, decorando vastos salones, en los parlamentos o en los teatros.

Sea grande o pequeño, un mosaico parece siempre el rompecabezas de un artista, que ha logrado formarlo con infinitos esfuerzos y paciencia, conjuntando muchas piezas distintas.

La pieza más famosa de mosaico antiguo es un exquisito trabajo circular de vidrio que perteneció a un rey de Egipto.

Los griegos usaron, asimismo, los mosaicos como joyas y para decorar los muebles y las columnas de los templos; per hallaron, además, otro uso muy distinto para ellos. Porque parecen haber sido los primeros a quienes se les ocurrió hacerlos de gran tamaño, al inventar el piso de mosaico. Quizá esto se debió a que perfeccionaron mucho el arte de la pintura y a que les gustaba tanto los cuadros de colores, que querían ejecutar algunos de ellos en materiales que sobrevivieran al tiempo y al desgaste. Sea cual fuera la razón, se les ocurrió hacer cuadros de colores con fragmentos de mármol o piedra, y revestir con ellos los pisos de sus templos, de los edificios públicos y de las casas de sus ciudadanos acaudalados.

Los romanos, desde luego, aprendieron ese arte de los griegos, y algunos creen que en éste, por lo menos, superaron a sus maestros.

Los mosaicos romanos se basan en los tapices y especialmente en la pintura. Tiene la ventaja con relación a la pintura de su gran durabilidad. Sin embargo los asuntos representados en los mosaicos son los mismos que pueden encontrarse en la pintura, aunque obligadamente su perspectiva es más falsa y forzada.

La línea brusca y cuadrada de los mosaicos parece adecuada al carácter decidido de los romanos. Y los romanos eran audaces en todo la que hacían. Los romanos sustituyeron frecuentemente la pintura por el mosaico.

La obra del mosaico se realizaba sobre todo en grandes superficies planas, como paredes, suelos y techos, pero también se adaptó a simples objetos o pequeños paneles.

Es en época griega helenística cuando empieza a perfeccionarse este arte, creándose obras con temas complejos y episodios de la vida cotidiana y de la mitología. Los materiales que se emplean ya en esta época son mármol, vidrio, ónice, etc. Es por ello que cuando los romanos conquistan Grecia, incorporan los mosaicos a sus construcciones y se especializan en ellos creando toda una producción artístico-industrial.

Los mosaicos romanos son, ante todo, bellos pisos que hicieron para toda suerte de edificios públicos y para casi todas las residencias privadas de gente adinerada. A veces el dibujo consistía, simplemente, en figuras decorativas dispuestas en agradables conjuntos de color; en otras, el mosaico ostentaba algún dibujo simbólico. Por ejemplo, en la entrada de muchas casas romanas había un pavimento de mosaico que mostraba a un perro, con las palabras “Cave canem” o sea “Cuidado con el perro”. Otros mosaicos eran cuadros refinados y hermosos, artísticamente ejecutados con fragmentos de mármol de color. Y, a veces, éstos eran muy grandes; por ejemplo, en los vastos baños o termas de Caracalla había un inmenso piso de mosaico que representaba a veintitrés atletas de tamaño natural.



El mosaico se generalizó al finalizar la Época Republicana y se empleó profusamente durante el Imperio en Roma y en todas las regiones más remotas del imperio romano.
Mosaico de Termas de Caracalla

En la lejana Inglaterra, se dice, los romanos nunca edificaron una casa sin ponerle piso de mosaico o de piedra. Todavía se suelen desenterrar algunos mosaicos en Londres, donde quedaron sepultados. En Inglaterra no se podía conseguir mármol, pero los romanos aprovechaban hábilmente los azulejos de colores y la piedra. En el África del Norte, en los en los confines meridionales del imperio, tenían a su alcance los mármoles más esplendidos. Por lo general, la gente considera a los mármoles blancos, pero los que había en los alrededores de Cartago se presentaban en asombrosa variedad de colores suaves, bellos, con tres o cuatro tonalidades de rojo o amarillo cada uno por ejemplo. Por eso se explica que los pisos de mosaico del norte de África figuren, entre los más bellos que hayan hecho los romanos.

Los romanos construían los mosaicos con pequeñas piezas cúbicas llamadas teselas. La palabra tesela viene del latín (tessellae), que a su vez viene del griego y que significa, cuatro. Así la obra de mosaico se llamaba opus tessellatum. El material de estas teselas era rocas calcáreas, vidrio coloreado, cerámica, etc.

Para hacer las teselas de mármol o de piedra de color, se cortaba el material en finas láminas, luego en tiras y después en cubos.

Para obtener las teselas de vidrio fundido (que podía teñirse añadiéndole diferentes óxidos de metal) se vertía éste encima de una superficie lisa para que se enfriara y se endureciera.

Después, con una herramienta afilada, la lámina de vidrio coloreado era cortada en tiras y luego en cubos. Las teselas de oro o plata se obtenían colocando pan de oro o plata encima de una lámina de vidrio de tono pálido. La superficie se cubría con un frit (capa fina de vidrio empolvado) y se calentaba en un horno para sellar el oro y la plata entre las capas de vidrio. A continuación se dividía la lámina en cubos.

También había que preparar concienzudamente la superficie allanándolo con varias capas superpuestas para que estuviese bien liso, puesto que cualquier irregularidad podía llevar a la fractura de algunas teselas y esto conducir a la degradación de toda la obra.

Inicialmente en Roma no se empleaban los mosaicos para los suelos para evitar su deterioro y sí en techos y paredes. Posteriormente descubrieron que los mosaicos podían resistir las pisadas y comenzaron a aplicarse masivamente para los pavimentos.

Los mosaicos eran para los romanos un elemento decorativo para los espacios arquitectónicos de tal manera que no había palacio o villa romana donde no hubiera mosaicos.

Las teselas se elaboraban con sumo cuidado y en diferentes tamaños y colores para que el artista pudiera colocarlas según el dibujo a modo de rompecabezas y juntarlas con cemento. Dependiendo del tamaño de las teselas, de los dibujos y del lugar de destino del mosaico, los romanos daban un nombre diferente a este trabajo:

• Opus vermiculatum: Piedras muy pequeñitas. Con ellas el artista podía dibujar con bastante precisión los objetos y las líneas.

• Opus musivum: Mosaicos que se hacían para los muros.

• Opus sectile: Se usan piedras más grande y de diferentes tamaños. Se recortaban placas de mármol de diversos colores para componer las figuras.

• Opus signinum, de Signia: Se obtenía con los desechos un polvo coloreado que al mezclarlos con la cal daba un cemento rojizo muy duro e impermeable.



Los romanos desarrollaron dos sistemas:

• Para Pavimentos: con dibujos y siluetas recortadas de seres animados. Se emplean distintos colores para los motivos y el fondo. Este sistema es de origen oriental.

• Para Muros. Columnas y Bóvedas: emplea pequeñas teselas de mármol y pastas vítreas, que se aplican sobre un enlucido de cal. Desarrollan composiciones ornamentales abstractas y figurativas.

Distinguían además entre la obra de musivum (mosaico) y la de lithostrotum, literalmente “pavimento de piedra” en sentido general. Se llamaba así al pavimento de una vía o camino, de una plaza abierta o de un foro, o al del suelo de algún edificio.Se daba a la obra este nombre de lithostrotum cuando el material consistía en piedras naturales de formación volcánica (sílex) y mármoles de diferentes colores. Los bloques para la construcción eran poligonales.



Casa Bello Impluvio. Pompeya. y Casa de los Mosaicos Geométricos. Pompeya.

 

Fuente revestido de mosaicos. Atrio con mosaico. Casa del Fauno. Pompeya.



El método que utilizaban para hacer un mosaico era el siguiente: en primer lugar, preparaban un cemento blando de sedimentación lenta, con ladrillo en polvo y cal; cubrían con él todo el espacio del suelo hasta una profundidad de 10 a 15cm. Luego trazaban su dibujo, quizás copiado de un boceto en color sobre madera o pergamino. Después empezaban a colocar la tesela, sobre el cemento blando, hasta terminar el dibujo. Entonces preparaba un cemento fino, pero muy resistente, hecho a base de cal, polvo de mármol, agua y clara de huevo. Lo vertía sobre su obra, introduciéndolo con un pincel en todas las grietas existentes entre las teselas. Casi inmediatamente, la mezcla se consolidaba y lograba una dureza semejante a la de la roca. Después, todo el mosaico se frotaba y pulía, con arena fina y agua, hasta quedar tan liso como el vidrio.

Entre los primeros mosaicos de Pompeya se encuentran las escenas polícromas de finales del siglo II y principios del siglo I a.C. El Mosaico de Alejandro, en la Casa del Fauno, representa la batalla de Alejandro contra Darío III y se cree que es copia de una pintura helenística del siglo IV a.C., aunque lo más probable es que fuera realizado en el siglo I a.C.



En general los mosaicos romanos representan sobre todo motivos geométricos y también con mucha frecuencia, escenas mitológicas. A un segundo nivel aparecen motivos costumbristas: juegos, cacerías, escenas amatorias y eróticas, etc.



Otra muestra de los mosaicos de este período son los que podemos ver en Centcelles (hoy Constantí) en la provincia española de Tarragona. Los mosaicos de Antioquía (en Turquía), que datan de finales del siglo II al VI d.C., muestran una predilección por los temas figurativos polícromos. Los temas mitológicos, como el Juicio de Paris, Narciso y Los trabajos de Hércules, están realizados con gran realismo y brillantes colores.

Los primeros mosaicos cristianos del siglo IV al VI d.C. Se observan figuras humanas, animales y pájaros, y escenas de caza enmarcadas por decorativas cenefas.

En la Iglesia de Santa Constanza de Roma, construida hacia 350 d.C., las bóvedas están decoradas con mosaicos de zarcillos y dibujos geométricos que enmarcan figuras de origen pagano. La Iglesia de San Marcos, la más importante de Venecia, posee mosaicos de gran valor.


Iglesia de Santa Constanza de Roma.


Iglesia de San Marcos. Venecia



PAVIMENTOS ROMANO




DIFERENTES MOSAICOS









CONCLUSIÓN
  • Afortunadamente, la alta resistencia de los mosaicos romanos ha permitido su buena conservación durante siglos y el número conservado es muy numeroso, especialmente en museos donde su conservación es idónea. No así cuando se hallan a la intemperie, en ciertos yacimientos arqueológicos pues su deterioro es mayor y están sujetos a frecuentes expolios. En numerosos lugares, se sabe que hay villas y otros edificios por excavar por lo que se sabe que son numerosos los mosaicos por descubrir.
  • Aunque la importancia del mosaico como arte ha sufrido altibajos a lo largo de la historia, su durabilidad, viveza y versatilidad han mantenido su interés hasta nuestros días.
  • Ejemplo de esto es el auge que en nuestro país tuvo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Su uso decae a partir de los años cuarenta por cambio de moda y diferente estilos arquitectónicos. Se hace uso de materiales más económicos como el terrazo. Hoy en día lo que predomina en los pisos de la mayoría de las construcciones en Costa Rica; tanto públicas como privadas, es la cerámica. Su uso es más bien práctico que decorativo. Por eso la simpleza de sus diseños. El mosaico es eterno, la cerámica es fácil de romperse.
  • Ya entrando en la parte más artística, observamos hoy en día diferentes obras como los murales en la Universidad de Costa Rica: Facultad de Derecho, Generales y Edificios Administrativos. También en el Parque Central, Monumento al poeta nicaragüense Rubén Darío en el barrio La California y otro que está localizado por el Gimnasio Nacional.



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